lunes, 23 de agosto de 2010

Familiares de A. Ross E.

Desde una página de la Red, tomé una cita de don Jaime Ross Trocoso, con fecha 20 de octubre del 2008, época en que el edificio del Casino de Pichilemu, se encontraba en restauración, y de las que se pueden colegir o confirmar importantes conclusiones;"Este Casino y el Parque, fue creado por la visión que tuvo mi abuelo Agustín Ross de crear un Puerto en Pichilemu.
Mi abuelo, don Agustín Ross, tenía también en esos años un Ferrocarril, que lo trajo de Inglaterra, en Punta Arenas, desde la mina Loreto hasta el muelle, para abastecer de carbón a los buques a vapor."
Se desprende a simple vista, de los comentarios del señor Ross Troncoso, ´que, claramente los negocios y la rentabilidad de Don Agustín Ross Edwards, gira en torno al tema del Puerto y su mercado, el transporte marítimo. Proveedor de insumos para las naves y servicios de Hostelería y entretención para las tripulaciones. Mercado Turístico, en esa época, no existe.
Al caerse la opción portuaria, en Pichilemu, las costosas obras iniciadas, variaron su curso, se reinventaron y son el legado.
Hoy las minas de carbón de Lota son una fuente de ingresos y de empleos en el area del turismo, desde mucho antes su famoso Parque, yá lo era y no se podría afirmar que el origen o que la motivación de sus dueños, era la visión turística.
Super romántico.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Festín de poesía.

Hoy recibí una bella tonada cantada por Angel Parra basada en unos versos de don Manuel Rojas, de los cuales conocía algunos fragmentos. También, había escuchado como de pasada, "creo que uno de los Parra tiene una canción de Cáhuil..." Hace mucho tiempo, desde los primeros contactos con esta obra, como una magia está presente en todo su esplendor, letra, música e imágenes de Antonio Ortíz, de Los Amigos de Cáhuil.
Todo, para coronar el gozo de los Infiernillos de Oscar Castro y Jorge Aravena Llanca, que les muestro in extenso, ahora, ya...
Infiernillo, / tu mar está destrozando / un cuento de barcos idos. / Tus rocas dentadas muerden / el agua en duros molinos / y salta la espuma frágil / como una harina de lirios.
Infiernillo, / para gaviotas de vientos / acuñas alas de vidrio. / Cómo levantas alto / diez mil pañuelos de lino / para saludar la sombra / de bergantines perdidos.
Tus aguas bailan la polca / violenta del equilibrio, / la transparente pollera / llena de encajes floridos. / Infiernillo, / los pechos verdes del mar / rompen en ti sus corpiños.
Dictas lecciones y sumas / de caracolas marinos. / Las rocas que te circundan / son azules de suspiros. / Infiernillo, / tu mar está destrozando / un cuento de amores idos”.

Infiernillo

El fondo del mar en Infiernillo, / emergió rocoso y se erizó agresivo, / erupcionó del fuego con fuerzas tutelares / submarinos designios de piedras como altares.
Su antigua soledad, la historia de Infiernillo, / estalló en mil pedazos de embravecidos ruidos, / desgajó las aguas e intentó llegar al cielo / e inspiró al oleaje que lo desgarra enfurecido.
Es en Infiernillo donde el mar de Pichilemu / estalla en el cielo cuando se va poniendo el sol, / dibuja expresiones de dioses moribundos, / desconocidas formas, colores de otros mundos.
Infiernillo existía bajo el mar y anticipaba / la historia de Pichilemu en piedras arrodilladas. / Sobresalió asfixiado con fuerzas milenarias. / En un lecho volcánico resisten sus entrañas.
Calor endurecido, cruda religión de piedras / moldeó agrestes figuras de rostros calcinados. / En qué lejanos tiempos cual maldición divina / revolucionó el misterio de la vida marina?
Comulga con nosotros la belleza de Infiernillo / como exaltación profunda del anhelo de Dios, / de morir todas la noches y resucitar al otro día / ilumina a Pichilemu y germina nueva vida.