miércoles, 20 de junio de 2007

TUNEL EL ARBOL

Hace algunos meses recibí una petición en orden a colaborar con información relacionada con los Monumentos Nacionales y Zona Típica declarados que existen en la comuna de Pichilemu. Entre los antecedentes que poseo y que no estaban publicados, había una vieja crónica de don Antonio de Petrel sobre el Túnel el Arbol que tenía para el siguiente número del periódico El Pichilemu, éste, nunca más pudo ser en su soporte gráfico. Más adelante ha continuado como un periódico virtual y la mencionada crónica quedó olvidada en el fondo de una gaveta, invisible a mi afanosa busqueda de principios de este año.
Como suele ocurrir, un día cualquiera que se busca otra cosa, aparece. Si bien pude reconstruir la información para satisfacer, en parte, la solicitud de mi amigo, hoy quiero compartir,la vieja crónica, con el Blog.
El banquete al Presidente de la República
En el túnel El Arbol.
UD. SABE QUE....El ingeniero, señor José Pedro Alessandri, contratista de el túnel "El Arbol", cursó la siguiente invitación para el día domingo 15 de mayo de 1904:"Al señor........... para acompañar a S.E. el Presidente de la República, quién presenciará la apertura del espresado túnel el domingo 15 del presente mes."
Entre los invitados que recibieron esta esquela figuran: senadores, diputados, ministros, ingenieros distinguidos, ex-ministros y miembros de la prensa.
El tren que conducirá a la comitiva saldrá de Estación Central de los ferrocarriles del estado, a las 7 1/2 A.M. del día indicado.
En esta fiesta industrial se servirá un "Lunch" a los invitados. Según el menú, este consiste en:
Menú.
Hors d`o euvres
Canapé de Caviar
Anchois, jambón, saucisson
Olive farcie
Páte truffée de foie gras
Entrées
Veau sauce tonnée
Galantine de volaille en Belleveu
Dindonncau á l`Italienne
Roti
Mouton á la compagnarde
Salade Russe
Desserts
Budin á l`Anglaise
Fruits assortis
Té- Café
Vins
Bordeaux Blanc
Bordeaux Rouge
Biére
Champagne
Dry Monopole
Este Menú fue impreso en frances, según el uso de la época.
El Arbol, túnel ferrocarrilero, situado en el kilómetro 92,875 del ramal de San Fernando a Pichilemu, cuyas dimensiones son: ancho 5.98, altura 4.49 y largo 1.975 metros.
El más largo túnel de Chile, en su momento.
Los primeros estudios para un anteproyecto de ferrocarril entre Alcones y Pichilemu fueron contratados por el gobierno, el año 1897, con el ingeniero don Domingo Víctor Santa María. Los estudios definitivos fueron hechos por el ingeniero de la Dirección de Obras Públicas, don Ascencio Astorquiza. Tomando como base el anteproyecto de Santa María.
Más tarde el inspector general de ferrocarriles de aquella época, señor Eleazar Lezaeta, estimó que, por tratarse de una obra de gran importancia, era conveniente rectificar los cáculos y operaciones del terreno realizado por el ingeniero señor Astorquiza, y al efecto designó una comisión compuesta por los ingenieros, señores Eduardo Barriga, Carlos del Campo y Juan Taulis, quienes efectuaron dichas verificaciones.
A mediados de 1900 se pidieron propuestas públicas para la construcción del túnel sobre las bases formuladas por el inspector general señor Lezaeta.
Las propuestas fueron abiertas el 31 de agosto, adjudicándose el contrato el señor José Pedro Alessandri. Quién inició los trabajos el 3 de diciembre de 1900.
Fue necesario construir un camino de acceso a la boca oriente. Un campamento con habitaciones para administración, para obreros, proveedurías, bodegas para materiales y herramientas. Las casas para la inspección y policías, se construyeron de cargo del fisco.
A cada extremo del túnel se instaló una compresora de aire Phenix con sus respectivos motores a vapor, con una potencia de 30 HP. cada uno, para hacer funcionar hasta cinco perforadoras New-Ingersol. El explosivo fue la dinamita de las marcas: Elefante, Sol y Nobel.
Para las mezclas se empleó cemento Portland de las marcas: Alsen, White Brothers, Dos Américas, Hércules y Hemmor.
La arena fue extraída del Estero de San Miguel y de la Quebrada de la Parrilla. El agua, de la vertiente de El Arbol.
Los postes de maderas, de roble de la Frontera y se usó álamo para las cerchas.
Durante transcurso de las obras se produjeron varios derrumbes, por los cuales fue necesario realizar algunas modificaciones para fortificar la estructura del túnel.
El avance promedio de la obra fue de 0,93 metros.
La inspección técnica desde el inicio hasta marzo de 1902 estuvo a cargo de don Ascencio Astorquiza, desde esa fecha hasta febrero de 1905 a cargo de don Alejandro Guzmán y desde entonces, hasta el término de la obra a cargo de don Carlos de la Mahotiére.
La nivelación definitiva fue hecha por el ingeniero ayudante de esa época, don Alberto Decombe y el nivelador José A. Campo.
Son las 7 3/4 A.M. del domingo 15, el tren que conduce a los invitados del señor Alessandri, está en marcha. A las 9 A.M. tocó la estación de Rancagua, Ahí los esperan una delegación de autoridades y de alumnos del Liceo en traje militar y por el Orfeón Municipal que entonaba el himno nacional.
A las 10 1/2 se detuvo el tren en San Fernando donde los viajeros fueron invitados por el señor Alessandri a un almuerzo en el Hotel. Más tarde, al paso de la estación de Peralillo hubo una agradable manifestación de los habitantes, quienes salieron a saludar a los viajeros con banderas chilenas, insignias, guirnaldas y un arco de triunfo hermozamente adornado de flores y ramas verdes.
Poco despues de la 1 P.M. arribó el tren al túnel de "La Viña", para transbordar a los carruajes y caballos, continuando en estos medios hasta la boca oriente del túnel. Casi una hora más de viaje y yá se encuentran internándose, instalados en los carros Decauville, usados para el transporte de materiales, los que fueron acondicionados para las visitas.
En medio de las obras, el contratista accionó una máquina perforadora comunicando ambas galerías de avance ante el júbilo y asombro de los invitados. La impresionante obra de ingeniería, presentó una desviación de tan solo 3 centímetros en sentido horizontal y 10 centímetros en sentido vertical. En este momento ambas galerías están conectadas y se puede apreciar a distancia, sus "diminutas" bocas.
A las 3 1/2 P.M. se sirvió un espléndido banquete en un lugar vecino al túnel preparado para la ocación con sencillez y elegancia. El servicio de la mesa, en la cual tomaron colocación alrededor de 150 personas, fue correcto. La animación no decalló en ningún momento, todos estan gratamente impresionados por la amabilidad del anfitrión.
Entre los comensales se encuentran don Arturo Alessandri, Ascencio Astorquiza, Luis Claro Solar, Juan Miguel Dávila, Agustín Echeñique, José Domingo Fuenzalida, Ignacio Infante, José Domingo Jaramillo, Emilio Orrego Luco, Ismael Valdés Vergara y tantos otros.
S.E. el Presindente de la República escusó su inasistencia por medio de esta esquela.
Santiago, 14 de mayo de 1904.-
Señor Don José Pedro Alessandri.
Presente.
Mui estimado amigo:
Habíamos convenido con el Ministro de Guerra en ir a la inauguración del túnel; pero a última hora, a las once, corre la necesidad de quedarse por la negociación pendiente sobre buques, para algo que no admite retardo y hay que hacer mañana.
Así sintiéndolo mucho, ni él ni yo lo acompañeremos, a pesar de que teníamos deseos de hacerlo.
Su afectísimo amigo.
Jermán Riesco.
Con los primeros descorches de champagne Dry Monopole, don José P. Alessandri dió inicio a una serie de discursos para la ocación. En el que, en su culminación, encomió la eficiente tarea realizada por el ingeniero jefe señor don Alejandro Guzmán (colchaguino de origen) a quién se le hizo entrega de una medalla de oro por sus méritos, según la costumbre. La que le fue impuesta por el señor Alejandro Bertrand, en un acto de gran solemnidad, coronado por los aplausos de la concurrencia.
Prosigió el acto con el discurso del diputado por la provincia de Colchagua señor Ismael Valdés Valdés. En el que destacó la gran importancia de esta obra, en el curso del ferrocarril al puerto de Pichilemu, para las ilimitadas espectativas de progreso para la provincia y el país, al facilitar la salida de las riquezas de la zona a los mercados del norte de Chile y al extranjero.
Siguieron en el uso de la palabra los señores Amable Freire, Intendente de Colchagua; Alejandro Bertrand, director de Obras Públicas; Guillermo Pinto Aguero, Carlos Silva Vildósola de "El Mercurio" y Salvador Nicosia del "Imparcial"
A las 6 de la tarde el tren inició el viaje de regreso a la capital. Nuevamente, en el Hotel de la estación de San Fernando se ofreció una comida a los invitados. Se llegó a las 12 1/2 de la noche a Santiago.

domingo, 3 de junio de 2007

Llanca y los Llancas...etimología

Como nos comprometimos a establecer un intercambio de impresiones sobre distintos tópicos vinculados con nuestra patria chica, hoy disponemos de una especial contribución de nuestro amigo Jorge Aravena Llanca sobre la etimología de su apellido materno, de modo que lo publicamos en extenso.

Etimología de la palabra Llanca

La palabra llanca en Chile siempre se la ha considerado, tajante y sin lugar a dudas, como de origen mapuche. Existe con mucho éxito y es ampliamente conocida en Cahuil como un abundante apellido de numerosas familias oriundas del lugar. Cahuil es conocido bastante más por esos Llancas que se han repartido por todo Pichilemu y desde, no hace muchos años, por todo Chile.
Todos los diccionarios repiten: llanca: (del map.: llanka = piedras verdes) material de cobre de color aulino. 2) Piedras gemas de distintos colores perforadas que servían de colgantes y para pagar deudas. /...es prefijo de muchos topónimos y apellidos compuestos como: Llanca, Lanca, Yanka, Llancabure, Llancaqueo, Yancavore, Llancacura, Llancache, Llancaguerrai, Llancaman, Llancar, Llanquihue etc., etc. Esteban Erize, etimólogo argentino dice: según Malaret la voz es quechua o aymará; Pablo Groeber escribe, llanca: una chaquira grande, verde que servían, entre los indios, para pagar sus delitos. El padre Moesbach y Meyer Rusca la entregan como llangca. Fray Félix José de Augusta la nombra, llanka / una chaquira, etc. El diccionario castellano Kechwa de Perroud y Chouvenc nos da variantes como llanka = como llanja; llanja. 1.- Greda, tierra pegajosa, barro para hacer olla, mezcla; otra variante, que veremos más adelante, Llanke = Sandalia de indígena, llanki: ojota, sejoi, usuta, chaqlla. Llanki = llanke, cambio de cosas pequeñas; mejor es Yanki = cosa menuda que cambian por otra igualmente de poco valor.
Como siempre Rodolfo Lenz es el más abundante: llánca. F.- mineral de cobre verde azulejo, etc., / servían para pagar delitos. Y agrega entre medio: según Nájera, son sartas de piedras brutas, no transparentes que se ponen los indios en los sombreros. /Son piedras verdes i negras, variadas con vetas de uno u otro color que estiman más que los diamantes i esmeraldas de que no hacen caso , etc., etc. Es nombrada esta palabra por Valdivia, Fabrés, Ovalle, Rosales, Bascuñán, y otros mapuchistas.
El sonido de la palabra llanca en Europa tiene dos direcciones de propagación, proviene del hebreo que dentro del latín se difundió ampliamente por las regiones romanizadas, hacia occidente: Italia, Francia, España, Portugal y Cataluña como un sustantivo, en Alemania es un nombre y un difundido patronímico.
Empezando por su definición en latín tenemos que: lancéa,-ae (acaso de origen celta), f., lanza, pica //fig.) lanzada; inquietud, susto grande. En vasco encontramos tan sólo Lantzari = lancero, armado de lanza. Con la Y de sonido similar a ll, Yankitar = yanqui, anglo-americano.
En Polonia, Ucrania, Rumania y otros países cercanos la palabra llanca tiene invariablemente dos sonidos inicales una con J y la otra con Y, ambas letras suenan igual que nuestra doble ll. Así Yanka en los países nombrados es Juanita, Yanko Juancito y Yanki es Juanucho. Estas formas corresponden al semítico, propiamente al hebreo bíblico, lo mismo que las formas difundidas por el cristianismo como: Jahn, forma al lado de Jan, del holandés-alemán Johannes, que tiene además otras formas, Jahn, Jann, Janpeter; Janek, Yanka, Yanko (Polonia); Janik (Dinamarca): Jannis, Jano, Janka-o (Ungaria). Jana forma de Johanna, tiene otras formas: Janna; Janne; Janika (Bulgaria); Janina (Polonia); Janita (Eslovaquia): Janka (Rusia, Bulgaria, Ungaria). En todas estas formas, repetimos, la J, suena Y, y ambas como nuestra doble ll.
En alemán la forma Hans da el conocido Johannes, Jens, Jahn, todas las J sonando como doble ll. En ruso Ivan es la forma de Johannes, nuestro Juan, con otra variante: Iwan e Ivanka con sus respectivos femeninos. Esta forma de Juan, Iván, Yanka, Hans, todas tienen el mismo prefijo, la misma raíz. En Europa nos lleva la búsqueda de la palabra al antiguo testamente, pero antes veremos la forma laica del mismo que encontramos en el LIBRO DE LA TRADICION de Abraham Ibn Daud, de Riopiedras Ediciones, Barcelona, l990. Este curiosísimo libro fue escrito entre los años 1110-1180, tiempo en que vivió el autor. Es la historia, rabinos en nuestro tiempo, de los nobles y sabios judíos de las generaciones precedentes a la suya propia -desde Adán hasta la construcción del primer templo- que tenían la tarea de conservar las tradiciones israelitas: cronología; registro de personas; lengua y la ascendencia social de cada judío dentro del marco religioso. El texto fue escrito en árabe y, posteriormente, fue traducido al hebreo en dos ocasiones la primera en l392. Ibn Daud nos da un sinnúmero de palabras, nombres y patronímicos. Tomamos en cuenta y transcribimos lo que está dentro del tema que ahora nos preocupa: Pirque Abot, cadena de transmisión; Gaon, Gaones, Gaona, sacerdote; Rab es la designación usual del nombre del sabio R. Abba Arika, en el Talmut de Babilonia. En el año judío de 4234, nos refiere Ibn Daud, un rey persa detuvo a tres de los grandes sabios de Israel, a Amemar bar Mar Yanqa y a otros dos más. En este caso la q hebrea, suena como la k alemana y la c castellana.

Sigmund Freud

En la época en que el iniciador del psicoanálisis Sigmund Freud, era un agnóstico desligado del judaísmo, escribió Moisés y la Religión Monoteísta y otros escritos sobre Judaísmo y Antisemitismo de Alianza Editorial, Madrid, l970-86. Encontramos en este libro una curiosa reseña, que transcribimos, sobre lo que para nosotros sería el primer inicio de la palabra:
Jahve era sin duda un dios ctónico, volcánico. Ninguna razón podían tener los habitantes de Egipto para venerarlo. Seguramente no soy el primero en advertir la notable similitud fonética del nombre Jahve con la raíz de otro nombre divino Ju-piter (Jovis). El nombre compuesto Johanan una de cuyas partes es la abreviación del hebreo Jahve, tiene un significado similar a Gotthold, el nombre más popular de la cristiandad europea en las formas de Johann, John, Jean, Jens, Juan. Los italianos, al reproducirlo en las formas de Giovanni y al llamar Giovedi a uno de los días de la semana, vuelven a traer a luz una similitud que quizá no signifique nada, pero que posiblemente explique mucho. En esos oscuros siglos que la investigación histórica sólo comienza a explorar, los pueblos que rodeaban la cuenca oriental del Mediterráneo habrían sido escenario de frecuentes y violentas erupciones volcánicas que debían causar la más profunda impresión a sus habitantes. Ya hemos mencionado que el ritual judío impone ciertas restricciones en el uso del nombre de Dios. En lugar de Jahve debía decirse Adonai. La prohibición de pronunciar el nombre divino es, como sabemos, un antiquísimo tabú. No es preciso suponer que la prohibición fuera cumplida consecuentemente, pues el nombre Jahve quedó librado a la formación de nombres propios teofóricos, es decir, de los compuestos como Jahanan, Jehú, Josué...
Lo que Freud nos insinúa es que Johanan, es uno de los ángulos agudos, afilados del triángulo, los otros son Jehú, Josué -dos triángulos formaron posteriormente la estrella de David- y de donde provienen todas las semánticas de nuestra palabra Juan que hemos encontrado escrita en diversos idiomas con el mismo sonido aunque con distinta grafía en latín.
Júpiter era el dios cretense que manejaba los cataclismos, las grandes tormentas amenazantes de rayos que eran lanzados hacia la tierra. El verbo lanzar se convirtió en sustantivo y en un nombre propio y dió a Juan la significación de lanza rayos Júpiter lanza rayos- en los países de lenguas romanas hacia el occidente, Lancia: Italia; Llanca: Languedoc y Cataluña; Lanza: castellano, y en las de propagación de infuencia de lenguas eslavas e indoeuropeas, por el norte, las de Hans, Janka, Yanka, Ywan, que siguieron conservando el significado de Johanan, una de las puntas agudas del triángulo que es la forma de la punta de la lanza. Ambas definiciones coinciden en que Juan, Hans, Yanka, es a la vez Juan Johanan-Júpiter: el lanzador de rayos; y Lanza, Lancia y Llanca: el objeto, el rayo, que es lanzado como se lanza una lanza. José María Albaigés Olivart nos dice en su libro Diccionario de Nombres de Personas Universitat de Barcelona, 1993, Juan. Nombre derivado del Hebreo Johanan o hannes- Dios es propicio . O, quizá, Yohanan, Dios se ha apiadado .

Lanza en mapuche

Esteban Erize en su diccionario mapuche nos entrega la palabra lanza, como Huaiqui; lanzar, arrojar: Huerquentun. Mulduntun, Üchruvuln. En el Kechwa de Perroud-Chouvenc lanza es chuki; en el de Augusta lanza, f. waiki (armada), lanzada, f. Waiki men, lanzar, a., arrojar, tirar./-ar algo (con la tos) chafonentun; (con el vómito), rapinentun. El padre Ernesto Wilhelm de Moesbach con otras grafías anota, lanza, huaiqui: de huaiqui (waiki): aguijón, punta de lanza (de mineral o metal), la lanza misma (caña de colihue con punta de pedernal o de fierro). Runguillanca (Rungin): de rëngi, el colihue y llanca: piedra joya, joya de colihue/compare (renil, reñel, runil). El mismo autor nos da como apellido a Huaiqué y agrega: el apellido Huaiqui constituye tanto la parte individual como genérica. Al misionero y gramático padre Bernardo Havestandt le dieron por nombre Huaiquilafquén, lo que él mismo explica con las palabras: huaiqui-lancea. Para añadir y terminar: Huaiquilef:- lef: ligero. Lanza ligera. Huaiquimilla:-milla: oro. Oro del aguijón de la lanza y Millahuay: milla: oro;- lanza de oro y muchos más . La palabra lanza no la supimos encontrar en el diccionario mapuche de Rodolfo Lenz, aunque no dudamos que esté, por cierto, pues esta arma fue un elemento fundamental de la vida y la sobre vivencia de los mapuches ante la agresión de los invasores de su vasto territorio.
Hay que penetrar en estas terminologías con sumo cuidado pues no concuerdan las versiones de los mapuches del territorio argentino con la de los chilenos, además las grafías cambian los fonemas cuando son nombres o son apellidos y nombran con la palabra lanza a lo que es el coligue y nos dan la idea de que los mapuches tenían lanzas con punta de oro y piedra joya, joya de coligue. Sabemos que los mapuches no conocían el oro y, si conocían las esmeraldas y los diamantes, no hicieron caso de ellos y que es una versión cargada de fantasía e irónica el que a Pedro de Valdivia lo mataron dándole a comer oro para que satisfaciera su gula por este metal.

Los Corral de Llanca de Cataluña

El cura párroco de Llanca Josep Clavería i Canet, bibliotecario del Castillo de Perelada, en la revista Llanca, Festa Mayor de Sant Vicenc del año l990, escribe una reseña de una noble familia de Llanca. Nos dice que todos los estudiosos de la historia medieval afirman que el feudalismo originó una serie de nobles o caballeros en pequeñas villas y territorios de las que tomaban o le daban su nombre. Así encuentra, en los anales de su biblioteca, por primera vez mención de la familia de un tal Berenguer de Llanca, un escrito del 20 de enero de 1265, que reseña una batalla en el distrito del monasterio de San Peré de Rodes, en el Puerto de la Selva. Nos dice que uno de los nombres de un descendiente era Ramón de Llanca, y se interroga, si el Corral de Llanca, de la crónica de Muntaner, era de la familia de los Llanca. Nos entrega así mismo, una reproducción del contrato matrimonial de Berenguer de Llanca, pariente antecesor de los reyes de Cataluña, los Ramón I, II, de Berenguer, casado con Catalana hija del conde del Castellar, en enero de l308. Insinúa que la procedencia de los Llanca podría ser de los Condes de Lancia de la región italiana del mismo nombre que también estaban emparentados con los Roger de Llúria y que una Catalina de Llanca, fue casada por los años de 1158 con el famoso Federico Barbaroja, el guerrero germano que bajó hacia Italia con su ejército y se hizo coronar rey de Italia en Pavia y se adueñó en esos tiempos de Sardeña, Nápoles y Sicília. Poca duración debió tener, de ser creíble esta crónica y de haberse concretado el matrimonio, la vida de la señora Llanca, pues Federico Barbaroja, está históricamente comprobado, mató a todas las que fueron sus mujeres.
El párroco Josep Clavería i Canet finaliza su historia en l500, detallando que desde esos años se pierde la huella del Conde Corral de Llanca y que no existe el apellido Llanca ni en la región que lleva este nombre ni en la totalidad de España. Que los Berenguer, los Roger, los Llúria, los Corral y los Llanca eran de clara ascendencia judía, lo que me dio a entender que como tantos otros judíos ibéricos se trasladaron como conquistadores hacia el Nuevo Mundo.

Los Llanca en América

En La conquista de México de Fernández de Oviedo y de Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España , encontramos a un Corral, como estandarte de Hernán Cortés, el que siendo noble no participaba en el frente de batalla y que se fue a Nicaragua cuando ésta fue descubierta, convirtiéndose en un buscador, comprador y comerciante especializado en diamantes y esmeraldas, a la vez que se aparejaba sin dificultad con muchas indias con las cuales tuvo una numerosa descendencia. Ahí se pierde la pista de todo Corral, pero la retomamos en Panamá, donde encontramos a un Corral de Gómez.
Sabido es que los conquistadores españoles, cuando cambiaban de región también cambiaban de apellido para no dejar huellas, detrás de si, por temor a la inquisición, y adoptaban otro conveniente a sus nuevas aventuras. Suponemos, tan sólo son conjeturas, que el personaje Corral Gómez de Almagro, con un amplio y conveniente apellido, vino junto con su padre a Chile, como lo registra José Toribio Medina, siendo amigo de Pizarro y de Almagro primero hasta el Perú y luego ambos, padre e hijo, acompañaron a Pedro de Valdivia a la conquista de Chile pues uno de sus apellidos ocultos, el Corral, dio nombre a una ciudad al sur de Chile junto a la fundada por don Pedro, las ciudades de Corral y Valdivia fueron fundadas, no sólo una al lado de la otra, sino casi al mismo tiempo. Encontramos posteriormente, como un privilegiado, al conquistador Juan Gómez de Almagro, amigo íntimo de Pedro de Valdivia siendo el feliz destinatario de una donación de éste, de toda la región, con todos sus indios, que conforma el actual marco geográfico de Pichilemu.
Este Juan Gómez de Almagro, es el que hallándose en Madrid en los días en que Ercilla daba a luz la Primera Parte de su Araucana , el poeta invocó su testimonio para acreditar que los hechos referidos en el poema estaban ajustados a la verdad. Existen otras menciones a su persona en los Documentos Inéditos de José Toribio Medina, con las siguientes reales células. Yo, el Rey.-... por parte de Juan Gómez, vecino de Santiago de esa tierra, que me ha hecho relación que él Alvar Gómez, su padre, fueron los primeros conquistadores de las provincias del Perú.../y se fueron a esa provincia Chile- en compañía del gobernador don Pedro de Valdivia.../y que cuando don García Hurtado de Mendoza fue por gobernador de esa tierra, se juntó con él debajo de nuestro estandarte real, y se halló en todas la batallas y descubrimiento della, siempre sirviendo a su costa y mención, sustentando armas y caballos, en los cual había gastado más de cien mil pesos oro.../que estuvo en el fuerte de Purén.../en el fuerte que dicen de Tucapel.../fue con el mariscal Francisco de Villagra desde la ciudad Imperial hasta la ciudad de la Concepción.../don García le señaló por vecino de la dicha ciudad de la Concepción y le dió un repartimiento de indios en nuestro nombre.../Fecha en Madrid, a 19 de Diciembre de l568.- Yo, el Rey.-Refrendada de Eraso.-Señalada del Consejo .
¿Sería este Juan Gómez de Almagro, el primer dueño de Pichilemu, el que correteaba a los indios mapuches para quitarles sus lanzas? Porque en la punta de las lanzas había una piedra que la divisaban verde-azulada, ¿sería esa piedra -punta de lanza- un diamante, una esmeralda? ¡Imaginemos a un conquistador agarrado de la lanza, de la wuaiki, de un mapuche y tironeando para arrebatársela! Ambos tironeando, el español por la avaricia de poseer una esmeralda, al grito de ¡quítenle las llancas, que tienen una esmeralda en la punta! y al indio, defendiendo también a tirones, como todo orgulloso guerrero, su utensilio de guerra, el más preciado objeto, el cual es lo que más defienden los soldados del mundo entero: indio sin lanza es indio muerto. Sabido es que la punta de las lanza de los mapuches sólo tenía una piedra sílice de color verde-azulada y otras de cuarzo llamada piedra lidia, lidita o piedra de toque, que como se sabe fue muy abundante en la cordillera, hallándose casi siempre dividida en fragmentos sumamente agudos y de cantos cortantes. En ninguna de las partes bajas de la cordillera escasean las demás variedades de cuarzo y llegan en las cajas de los ríos hasta la costa arrastradas por las aguas. Tomamos como una verdad lo que dice nuestro etimólogo Rodolfo Lenz: los indios ni de diamantes ni esmeraldas hacían caso .
Hemos insistido que los indios de todo el continente adoptaron nombres, apellidos y un sinnúmero de palabras de los conquistadores ¿le seguirían llamando llancas a las piedras codiciadas por los españoles? ¿Cuál sería el verdadero nombre de la punta de sus lanzas? ¿O realmente, como dice Lenz, usaban las llancas para llevarlas como adornos en el sombrero? ¿Usaban sombrero los mapuches?
¿Sería este Juan Gómez de Almagro, Corral de Gómez, Corral, Corral de Llanca, el que le dio su primer nombre, aquel de Llanca, que los acreditaba como noble en Cataluña a sus primeros descendientes mestizos? ¿Seguirían los mapuches nombrando llanca a las piedras verdes-azuladas? Si tanto las apreciaban los invasores ¿pasarían a ser tan valiosas, también para ellos, como para comprar esposa y otros objetos y pagar sus faltas con un puñado de ellas? En verdad no necesitamos mucha credulidad para no dudar de estos argumentos que dejan de ser historia para convertirse en el juego de incertidumbres en que se ha convertido la historia de todo nuestro continente.
Desde La Concepción parte el Alférez Caro hacia la región de Colchagua en l690, con todos sus mestizos se interna en parajes pichileminos ¿pertenecerían a los descendientes de Juan Gómez de Almagro o serían todavía del testaferro Conde de Lemus? ¿o estarían a nombre de otro oculto aristócrata escudando en secreto el nombre del verdadero dueño de la zona que pasó a llamarse humildemente Ciruelos?
¿Podría el Conde Corral de Llanca, solo Corral en México, luego Corral de Gómez en Nicaragua y Panamá, cambiado a Juan Gómez de Almagro, ser el mismo personaje que sin olvidar su ascendencia de Conde de Llanca, sabiéndose orgullosamente judío, haberle dado el nombre bíblico de Llanca, Yanqa, Juan, Johanan, uno de los secretos del triángulo que encierra el nombre de Jahve, a sus hijos mestizos?
Igual que lo que escribieron otros historiadores podrían ser nuestros informes puras conjeturas, un entretenido argumento ensamblado de débil maderaje, que no podría resiste ni el más leve empujón. De ello soy conciente. Pero también sé que ningún historiador chileno puede confirmar la mayoría de sus argumentos. Nos encontramos en su misma encrucijada pues en definitiva la historia del descubrimientos y la colonia en Chile es eso, solo suposiciones bien argumentadas, aunque con fechas y datos cronológicos precisos lo único de lo cual se puede tener fe.
¿Bueno y la canción en qué quedó? Ella fue compuesta, para decir la verdad, sin ningún argumento amoroso. No tuve ninguna aventura, ni idilio con rubias de ojos azules en Cataluña. (En Alemania..., bueno, no es este el espacio adecuado para ocuparse de narraciones que no calzan con la historia que nos estamos proponiendo). Bien. La palabra Llanca, repito -en Cataluña la c se escribe con cedilla-, apellido en Pichilemu, me hizo suponer que en España hay seres nobles, catalanes que piensan ardientemente en Latinoamérica y que les duele la sangre vertida en ella por sus antepasados, esos residuosos y desheredados conquistadores llenos de desmedidas ambiciones, de lo cual, si hubo un Carral de Llanca, no debió de estar lejos de estas tristes apreciaciones.
Pero sí pude comprobar que todos los catalanes, -nacionalistas hasta la exageración, grandes defensores de su lengua, hombres de cultura y artistas connotados-, aman a su pueblo, a su mar y sus tradiciones, que cantan y bailan la tradicional sardana y que han emigrado por millares a Latinoamérica en busca de la fortuna que en su patria, en épocas de grandes depresiones, les fue negada a la mayoría y que en Latinoamérica encontraron una nueva patria, un nuevo y fecundo porvenir. Que nos han dado su sangre mezclada con la de nuestros indios y mestizos; que heredamos sus apellidos; parte de sus buenas y malas costumbres y también los misterios de los cuales nos hemos hecho dueños, y que yo intentando descifrarlos, y de ser ameno, he querido compartir con mis parientes Llancas de Cahuil.





La conocí en Llanca cuando llegué del sur.
Era rubia y sus ojos azules
Conservaban un tierno perfume,
Su sonrisa era igual que en su infancia:
Llena de fragancia.

En su alma guardaba recuerdos
De conquistas y el misterio interno
De los hombres de España que piensan
En Latinoamérica.

Amo a Llanca, decía,
Es mi pueblo y aquí tengo mi vida.
Amo a Llanca, decía,
Es mi pueblo y aquí tengo mi vida.

Amaba la inquietud de los hombres del mar.
La hermosura del cielo en el puerto,
Los rostros serenos del pueblo
Y bajo el sol la rebelde esperanza
Del que sabe qué espera.

Me contaba bailando sardanas
Las historias de los catalanes
Que emigraron y nunca volvieron
De Latinoamérica.

Yo tuve que volver a Pichilemu, al mar.
Sé que ahora ella busca en los niños
La ternura que fue mi cariño.
¿Quién la abraza en Llanca le solaza
Lo que ambos vivimos?

¿Quién comprende mi angustia en su ausencia
Y qué ella en silencio me piensa?
En su idioma la busco y la llamo
Por Latinoamérica.

jueves, 31 de mayo de 2007

Colchagua, según Santa Cruz

Hola Fernando:
Mis saludos cordiales, espero que estés bien. Hace algún tiempo te mencioné que había ordenado unas fotos digitales de 4 planos antiguos de lugares de Quinta que se encuentran en el Archivo Nacional, los que han tardado por diversos problemas presentados en el Archivo, bueno, recién hoy me comunicaron que el CD con las fotos está a mi disposición y espero pasar lo antes posible, puesto que aún no los conozco y tengo impaciencia por verlos y enviartelos. Tengo la impresión que vamos a encontrar un detalle revelador, además estos forman parte de los legajos de documentos relativos a grandes propiedades, como la Estacada y otras.
El asunto principal es la lectura y resumen de La crónica de la provincia de Colchagua de don Joaquín Santa Cruz, quién fuera por varios años el conservador de bienes raíces de San Fernando
y tuviera a su cargo el archivo de los escribanos de Colchagua. Estos personajes nos han brindado valiosa información sobre la evolución de los propietarios y sus familias en varias publicaciones y de diversas ciudades, en este caso sobre la antigua Colchagua, en el contexto de la Conquista.
La llegada de P. de Valdivia al valle del Mapocho se produce a fines de 1540, Ahí definió fundar la ciudad de Santiago, a inicios del 41, luego se dedicó a explorar el territorio adyacente. Diferentes destacamentos se dirigieron a Melipilla y su costa y otros al sur del Maipo, a las tierras de los "promaucaes", dada la resistencia de estos últimos, se resolvió instalar un fuerte en el territorio del dominio de Cachapoal. La partida de soldados, aproximadamente 20, quedó a cargo de Pedro o Pero Gómez de don Benito, uno de los soldados, Diego García de Cáceres, cuenta que pasaron en esa guarnición seis meses de continua vigilancia.
Una sublevación de aborígenes en Concón, donde construían una nave para facilitar el contacto con Perú, obligó a Valdivia a retirar la guarnición del fuerte en las tierras de Cachapoal e ir a tomar represalias al valle de Aconcagua. Luego de muchos combates y la amenaza de sublevación de los "promaucaes", vuelve a las tierras de Cachapoal con un contingente mayor y desata varias batallas.
Mientras, los aborígenes del Mapocho y Aconcagua se reagrupan y asaltan la ciudad de Santiago. Incendian y destruyen gran parte de la población. Retroceden tan solo trás la decapitación de algunos de los Lonkos prisioneros despues de lo de Concón.
Destruida la ciudad en septiembre del 41, antes de un año de su origen, los españoles levantan una tapia de adobes, encuadrando unas pocas manzanas y se concentran a vivir sitiados. Solo salían en cortas incursiones para procurarse algo de alimento y repeler las constantes provocaciones de los guerreros aborígenes.
Para poder mantener el interés y la quietud de sus soldados, Valdivia se vió obligado a hacer reparto de Encomiendas de naturales a 62 de sus hombres, esto ocurre en julio del 42, todavía los conquistadores viven recluidos en un escaso perímetro, sin alimentos, sin auxilios ni contacto con el Perú y los aborígenes comarcanos en pié de guerra.
Valdivia envía un par de emisarios por tierra al Perú, los que tras muchas dificultades y tiempo logran su cometido, primero enviando una nave, la de García Villalón, con pertrechos y luego éstos mismos más soldados, lo que permite reacondicionar sus fuerzas a los conquistadores y retomar, la ofensiva.
Entre los elementos de refuerzos que trae Monroy, uno de los reclutados, Juan de Cárdenas, conocedor de la legislación española, quien inició la tarea de ordenar administrativamente la incipiente colonia y darle el correspondiente estatus jurídico a las medidas adoptadas por Valdivia, a su propia autoridad, la función del Cabildo, regularizar las cesiones de Encomienda y muchas otras cosas llevadas a cabo solo por la dinámica de la guerra de conquista. Había que sentar un estado de derecho.
Con respecto a las Encomiendas, el mismo Valdivia expone en carta al rey y emperador, que repartió indios y caciques que conocían mal y solo de oídas, ni siquiera habían sido vistos y sus encomenderos debían ubicarlos, reducirlos y ponerlos a su propio servicio.
Repuestos, con el propio Valdivia a la cabeza, se retomó el camino hacia los "promaucaes", iniciando los combates desde la Angostura, luego el territorio de Cachapoal y más tarde el de los Taguataguas. Los últimos comprendían el territorio de lo que es hoy; Pelequén, Malloa, San Vicente, Apalta, Tunca y tierras adyacentes. En esta area los Taguataguas tenían una fortaleza, cerca de un poblado llamado Palta o Apalta, tierras de Tipanande, compuesto de aguamontes y pantanales.
Valdivia logró salir victorioso con sus 80 hombres "y se puso gran quietud a toda la tierra", muchos guerreros aborígenes, se retiraron más al sur y continuaron resitiendo la invasión hispana junto a los guerreros de más al sur.
Los asientos humanos que los españoles encontraron en las tierras Colchaguinas son:Copequén,
Peumo, Pichidegua, Rapel, Malloa, Nancagua, Colchagua, Ligueimo, Rauco, Gualemo, Teno, Mataquito, Lora y Vichuquén.
Santa Cruz, ubica el pueblo de Copequén donde está hoy el Olivar, comprendía desde el río Cachapoal, hasta el río Claro y fue encomendado a Pedro de Miranda, compañero de Monroy en la búsqueda de socorros al Perú, un gran premio a un valeroso hombre por los relevantes servicios prestados. Esta era una de las fórmulas de pago a los conquistadores, luego las mercedes de tierras, el rey no ponía ni un centavo.
Otras de las encomiendas otorgadoas en el area, fueron:Taga tagua, cedida a Juan Bautista Pastene. Pichidegua, cedida a los primos Juan y Jerónimo de Alderete y posteriormente a la viuda de éste último. Malloa, cedida a Francisco de Riveros y heredada por su hijo mayor, Alonso de Riveros y Figueroa. Peumo, cedida a doña Inés de Suárez. Cachapoal, cedida a Francisco de Aguirre.
En el vasto llano que existe entre Reguelemu y la angostura de Malloa, hacia Tinguiririca, no existía pueblo alguno indígena y era casi un desierto, atravesado por los caminos que iban al sur de Chile y a Nancagua.
Las encomiendas de Copequén y Malloa se encuentran en "los límites" de Quinta. Como las encomiendas no son territoriales, sino sobre los aborígenes, es dificil precisar a quién debían
sujeción los pobladores de "Quinta" y si los había en ese lugar. En teoría no se podría otorgar cesiones de tierras en poblados de "indios" y si la cesión hecha por el Cabildo de Santiago a Juan Gómez de Almagro en Cailloa, 1552, corresponde a las tierras de la Quinta de Cailloma, significa que de haberlos, éstos fueron removidos y Gómez pudo establecer su "estancia de Cailloa, todas las sementeras de trigo, cebada, maiz e lino, fricoles y papas e otras cualquiera que yo tenga sembradas en las dichas chácaras y estancias e pueblos de mis indios". Así se lee en el canje de Gómez con de Orense.
Hasta entonces, el territorio depende de la jurisdicción de la ciudad de Santiago. El 30 de mayo de 1593, se creó el Corregimiento de Colchagua y su primer Corregidor fue, don Alvaro de Villagra.
Santa Cruz, señala, "hasta el año 1600 no existían más propiedades particulares que las siguientes:
1:La de Cailloa, osea la que había sido de Juan Gómez.
2:La de Pedro de Miranda, "legua y media de tierras en sus pueblos, junto al río de Cachapoal
(orilla sur) desde un cerro (Copequén) para la cordillera".
3:Juan Jofré pidió en 1553 "tierras que son, en el valle que hace en medio que corre hacia los
Taguatagua". Parece referirse al valle de Malloa o sus cercanías.
4:El hijo de Jofré, llamado Luis, pidió tierras también en 1575, cerca de Coinco.
5:Don Melchor Jufré del Aguila pidió y obtuvo en 1575, una extensión de tierras a orillas del
Tinguiririca y vecina al estero de Pedegua.
"Ya hemos relatado las primeras conseciones que a uno y otro lado del Cachapoal hizo Valdivia al jóven alférez Pedro de Miranda, de ahí que Copequén, El Olivar y parte de Requinoa y Apalta quedaron en la familia de aquel".
Miranda se casó con doña Eperanza de Rueda, sobrina de la esposa del Gobernador Jerónimo de Alderete. Al fin los Miranda heredaron a éste y su esposa y dieron lugar por medio de uniones matrimoniales, al establecimiento de dos de las grandes casas tronales de Colchagua; la de los Guzmán Coronado y la de los Ramírez y Sierra.
La nieta de Pedro Miranda, doña Luisa de Miranda y Jofré, casó en segundas nupcias con el capitán, alcalde y corregidor don Luis de Guzmán Coronado, quien poseía importantes propiedades en Colchagua. Doña Luisa se casó por tercera vez con don Agustín Ramírez y Sierra.
Por parte de los Guzmán Coronado heredaron Gultro, Apalta, Requinoa, Rosario y Popeta hasta el río Claro.
Los Ramírez heredaron Tilcoco, Coinco, La Estacada y otras vecinas.
Hasta ahí , Santa Cruz.
Atentamente, Antonio Saldías.

Respondiendo a una amable solicitud del antropólogo social, Fernando Toro, para colaborar en una investigación historica sobre la comuna de Quinta de Tilcoco, hace algunos meses, entré a una revisión del material acopiado en mi biblioteca, donde he descubierto la estrecha relación que existe entre dicha comuna y la comuna de Pichilemu (una hermandad fundacional), y otros que creo son del mayor interés para los pichileminos. De modo que parte de la comunicación con el señor Toro, será también subida al blog.

domingo, 22 de abril de 2007

Más Cuevas, LA CUEVA

LA CUEVA
Uno de los lugares que ha concitado el mayor interés, en la costa de Colchagua, es sin lugar a dudas, el denominado “La Cueva”. Existen variadas interpretaciones sobre su origen y los acontecimientos que allí han sucedido, la siguiente corresponde a Santiago del Campo, se encuentra en un estudio sobre La Provincia de Colchagua, publicado en La Revista Católica en 1915.
“La Cueva de Salamanca fue el palacio real para los brujos de Colchagua y también de otras provincias. Allí celebran sus reuniones los días martes, sus verdaderas “tenidas masónicas” para recibir órdenes del gran jefe, el demonio, y concertar sus planes y sus brujerías, Esa cueva llegó a ser tan célebre que cuantos han de pasar por Hidango, en dirección a Navidad o Matanzas, miran como obligación la visita de estilo. Y así como los árabes deben ir por lo menos una vez en su vida a La Meca, los colchagüinos, miramos como obligación “patriótica” la visita a Salamanca. Será interesante escribir la historia de aquel monumento o fenómeno, con las faces por que ha pasado y el nombre de los altos personajes que la han visitado, nombres que se encuentran grabados en las toscas paredes del portal que sirve de vestíbulo”.
Sin tanto misterio, y muy lacónico, un distinguido naturalista nos entrega su impresión…


La Cueva, 34* 10` latitud.
El anterior subtítulo encabeza la relación hecha por don Rodolfo Philippi de su visita a La Cueva en 1878, está contenida en su obra, Fósiles Terciarios y Cuaternarios de Chile.
“ San Antonio de La Cueva es una hacienda de la provincia de Colchagua, que dista treinta quilómetros de la costa en linea recta, i la atraviesa el camino carretero que conduce de La Palmilla, término de un ferrocarril que arrancando de San Fernando, conduce al puerto de Matanzas (sic). La casa de la hacienda estará a 100 o más metros sobre el nivel del mar, a juzgar por mi aneróide de bolsillo.
Hai en esa localidad varias mesetas terciarias horizontales, separadas por anchos valles de erosión, formadas de una arenisca mui arcillosa, las más veces parda o gris, con declives mui separados; en uno de estos declives está la gruta que dió el nombre a la hacienda.”

Poblamientos Prehispánicos VI Región










domingo, 25 de marzo de 2007

DE LAS CUEVAS Y DON ANTONIO DE PETREL.

DE LAS CUEVAS Y DON ANTONIO DE PETREL.
Una de las cuevas célebres que he conocido es la del caudillo chileno José Antonio Pincheira, en realidad de los cuatro hermanos Pincheira. Ellos y sus subordinados mantenían en secreto sus refugios, tanto en territorio chileno como argentino, hoy se conocen dos de los más importantes, uno se ubica próximo a la ciudad de Malargue, en el sur de la provincia de Mendoza y se denomina Los Castillos de Pincheira, dado a la monumental apariencia de construcción megalítica que ha adquirido la roca del farellón de la ribera sur del río de Las Pampas, por la acción erosiva natural de las lluvias y los fuertes vientos que lo azotan. A través de centenares de metros se pueden apreciar las innumerables cuevas que albergaban a la temida banda de los Pincheira. Con el relato del naturalista inglés, Charles Darwin(ese viejo conocido), nos aproximaremos a la idea que se tenía de ellos alrededor de 1834, él se encuentra en la cima de la cordillera de los Andes, cerca del nacimiento del río Cachapoal,”Por uno de esos barrancos penetró Pincheira en Chile para saquear toda la comarca vecina. Ese mismo cacique que atacó una estancia a orillas del río Negro, ataque del que ya he hablado. Pincheira es un renegado, mestizo español, que reunió una gran tropa de indios y se estableció a orillas del río de Las Pampas, establecimiento que jamás han podido descubrir las tropas enviadas en su persecución. Partiendo de ese punto, y atravesando las Cordilleras por pasos desconocidos, se dirige a saquear las estancias y, apoderándose de los rebaños de éstas, los conduce a su secreta morada. Pincheira es un jinete de primer orden, así como todos sus compañeros, por que él tiene por principio invariable romperle la cabeza a cualquiera que no pueda seguirle. Contra ese jefe de bandidos y otras tribus indias errantes es contra quienes Rosas hacía la guerra de exterminio de que hablé en el capítulo V”.
En Chile se habló de la “guerra a muerte” y de este mismo modo tituló don Benjamín Vicuña Mackenna un grueso volumen dedicado a ese período desde donde elegiremos algunos fragmentos, para complementar, los comentarios de mis visitas a ambas “cuevas” o lo que he logrado en dichas visitas de las esquivas cuevas, ya que éstas, en varias ocasiones no han sido accesibles a la primera.
La “Cueva de los Pincheiras”, es un alero rocoso socavado por acción natural, al pié del gran farellón de basalto que se eleva a más de cien metros de altura en la ladera sur del boscoso cajón que hoy aloja la ruta pavimentada hacia Los Nevados de Chillán, en el kilómetro 67. La pared de este acantilado es casi lisa y cae verticalmente al valle, es inexpugnable, en el borde de su cumbre se divisa un cordón arbóreo de especies nativas. Por este paredón, aún hoy en la época de los deshielos, se forma una extensa y copiosa cortina de aguas ocultando “la cueva” que otrora sirvió como uno de los refugios a la “gavilla de los Pincheiras”.
A fines de la colonia e inicios de la república, esta boscosa área se encuentra bajo la propiedad de un importante y furibundo realista, don Manuel Zañartu, dueño de la hacienda de Cato, donde los progenitores de los Pincheiras, son inquilinos y hombres de confianza del patrón, quien los ampara y estimula.
Conocedores o vaquianos de las serranías de Cato, los Pincheiras, convirtieron la zona en su refugio natural. Antonio, el mayor de los hijos de Martín, es soldado del ejército realista y hoy es la batalla en Maipú, de ahí huye tras la derrota y del abandono que su comandante en jefe, Mariano Osorio hace de sus tropas. El jefe huye por el camino de la costa. Sabemos que el guía proporcionado a éste y su escolta en la hacienda Bucalemu, los conduciría a salvo hasta Cáhuil. Al descender desde Millaco hasta la boca del Nilahue por un estrecho y tortuoso camino flanqueado por cipreses, a la hora más oscura de la noche, antes del amanecer, ahí, en uno de esos recovecos, desapareció el guía. Solos, Osorio y sus propios, prosiguen su derrota, esta vez hostilizados constantemente por las guerrillas de costinos patriotas.
Mientras, los restos de las fuerzas realistas, huyen en desorden y al, sálvese quien pueda. El cabo Antonio Pincheira, es uno de ellos, su astucia y su genio lo conducen a salvo al reducto de toda su vida, a donde la autoridad patriota lo compele.
Proscrito, se entrega de lleno a sus correrías, pliega a sus hermanos; Santos, Pablo y José Antonio, más una abigarrada compañía de campesinos, delincuentes, mestizos, pehuenches, desertores del ejército patriota y restos de sus compañeros de armas en las filas del rey.
Desde su base de Cato, asolaron los campos y pueblos comarcanos, el favor de los hacendados, inclinó la acción de estos hombres a actuar en coordinación con otras fuerzas comandadas por caudillos realistas, como; Vallejos, Pico, Mariluan, el cura Ferrebú, el renegado Vicente Benavides. Realizan operaciones de distracción del ejército patriota y el asalto, toma y saqueo de Chillán, San Carlos y otros tantos, también, cuando es menester, traspasan por los boquetes cordilleranos hacia las pampas argentinas del sur de Cuyo. En las mismas cercanías del fuerte de Malargue, los Pincheiras establecen su malal, se albergan en los aleros rocosos del farellón del río de las Pampas. La acción erosiva de las lluvias y el potente viento que asota el acantilado,
con el tiempo, ha labrado decenas de pequeñas cuevas. Su uso y la comunicación de unas con otras, tejió una red de senderos que los conectan con rapidez a la cumbre y poder replegarse con seguridad en caso de un ataque de las fuerzas cuyanas.
Hoy día, los llamados “castillos de Pincheira”, son apreciados desde lejos por su imponente presencia, similar a una mega construcción medieval y pueden ser visitados y recorrerlos palmo a palma tras las huellas de los saqueadores de la estancia de Río Negro.
El carácter del accionar de las fuerzas de Pincheira, la demostración de crueldad y los fines que sirvió, es lo que llevó a clasificarlos por el uso y costumbres como una “gavilla” o “banda” que actuó durante la llamada “guerra a muerte”.



LA CUEVA
San Antonio de La Cueva está en los 34*14`71``