Es en este país
donde vuelven a utilizarse las playas como centro medicinal y luego vacacional,
creándose famosos Balnearios (con aguas termales y frías), como Scarborough, Brighton y Bath, cerca de
Londres. Esta última ciudad era frecuentada por la popular Duquesa de
Devonshire, Georgiana Cavendish, que animaba con su estrafalaria presencia y
atractiva personalidad, las calurosas noches del lujoso balneario.
Desde muy
temprano los bañistas (apelativo que se le daba a la gente que asistía a los
baños), pertenecían a círculos sociales elevados, asociándose a la Realeza,
nobleza y alta burguesía, quienes podían viajar largas temporadas, hospedarse
en el lugar y crear con ello un animado itinerario, que paulatinamente se
convirtió en una Norma Social de todos los veranos.
De Inglaterra
se extiende esta tradición por toda Europa y Norteamérica. Scarborough, por ejemplo, era el centro vacacional de la
realeza británica; el Balneario del Wannsee
era su homólogo Alemán. Niza y Biarritz eran los balnearios de moda
entre la nobleza y alta burguesía francesa; Capri se impulsó
como el balneario de moda en Italia. Montecarlo en Mónaco era un lujoso paraíso
para banqueros, industriales y estrellas de cine. San Sebastián y el Getxo era el sitio predilecto de la
nobleza y realeza española; y Newport en
Estados Unidos se catapultó como el balneario más exclusivo del Atlántico
norte.
En Japón la nobleza y la familia real se
trasladaba a la apacible ciudad de Osaka. Mientras que los emperadores chinos
disfrutaban del Lago Kunming, donde edificaron un espectacular Palacio de
Verano, que alcanzó su esplendor bajo el reinado de la Emperatriz Cixi.
La
Playa de Montecarlo en Monaco, se convirtió en un icono del Mediterraneo,
siendo visitado por millonarios europeos, norteamericanos y las mediáticas
estrellas de Hollywood, que la hizo mundialmente conocida.
Veraneo en la playa. Auge y caída de los balnearios de moda. Fernando Imas Brügmann y Mario Rojas Torrejón.
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