miércoles, 7 de febrero de 2007

Toponimia

LA TOPONIMIA

La toponimia es la nomenclatura de los nombres de lugares geográficos. El estudio de los topónimos junto con la arqueología, representan muchas veces la única manera posible de reconstruir la presencia o el contacto de un grupo de hombres con un lugar determinado. Establecer el vocablo correctamente, las modificaciones sufridas por la costumbre o la transformación de éstos por parlantes de otras lenguas, la transcripción de voces que carecen de escritura, el nivel cultural mismo de los diversos agentes, entre otras cosas, es de lo más importante, puesto que lo más fácil es repetir una información sin cuestionarla y quedar eternamente pegados en mitos y el irrazonable mundo de la mentira pequeña, el chascarro ramplón, la propaganda de ferias.

Conozco varias interpretaciones para el vocablo Chile, por ejemplo, que es el nombre de nuestro país. A propósito, país deriva de pagensis y este de pagos, pago, aldea.

Chile posee una traducción Quechua, significa tuétano, y en el Perú existe el río y valle de Chile. Durante el mando del Inca Tupac Yupanqui, sus huestes invadieron el territorio hasta Coquimbo y más tarde el Inca Huaina Capac estableció su dominio e instalaciones hasta el río Maule, más de medio siglo antes de la invasión hispánica.

En el siglo quince, uno de los caudillos importantes del valle de Aconcagua se habría llamado Chile, Chili o Tili y los incas habrían extendido el uso del vocablo al territorio y los habitantes de un conjunto más grande. Otra dice que los colonos que los incas establecieron en algún punto de nuestro territorio habrían provenido del lugar del río y valle de Chile y de ahí que a esos mitimaes y el lugar donde los establecieron le llamaron “Los de Chile”.

Está la versión del pajarito que canta chili, chili y hay más, Ahora, lo que quiero plantear es una inquietud sobre dos topónimos locales, Pichilemu y Cáhuil, de algún modo ya está instalado el tema con el vocablo Caguel que aparece en un documento colonial. Por que esto tiene que ver con nuestro patrimonio histórico cultural y todos sabemos que éste es un componente esencial de los recursos turísticos de un lugar.

Hoy día existen en nuestro país numerosos ejemplos de explotación turística donde esos recursos han generado diversas instalaciones, atrayendo a miles de visitantes, dando vida a una actividad que emplea a cientos de personas y produce cuantiosos ingresos,

dónde hasta hace poco, la oferta era pequeña o inexistente. Tal es el caso de los pueblos que se encuentran en el Valle de Elqui, donde se ha destacado todo lo concerniente a la premio nobel Gabriela Mistral, en tanto otros recursos como el paisaje y el misticismo han pasado a un segundo plano.

Debemos conocer con exactitud el patrimonio y también sus mitos, usos y costumbres, y diferenciarlos.

Ya conocimos la aplicación del vocablo Caguel en un documento notarial, el testamento

de don Lorenzo Núñez de Silva, ante el escribano Vélez, el año 1658. Ahora bien, conocemos otro documento público que utiliza el vocablo “Caguel”, se trata nada menos que de un contrato de trabajo, una curiosidad para la época, lo que lo hace todavía más interesante, y si esto es fuera poco, el contratado es un “indio”.

Este contrato se encuentra en el Archivo Nacional, en el fondo Notarial de San Fernando, volumen 114 en fojas 623, vuelta.

Con dirección y todo, además está transcrito en el trabajo de investigación de los historiadores Bárbara Chiu Stange y Juan Gmo. Muñoz Correa, titulado, “Una comarca rural costina: La doctrina de Cáhuil en el siglo XVIII.”

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