Para que hablemos de lo bello de nuestras historias.
Un viajero sacerdote llegó en el verano de
Podría obviarse tal vez este inconveniente con un sencillo sistema de bombas que permitiera elevar el agua de la laguna hasta los cuarteles de las salinas, con lo cual se conseguiría, además, trabajar mayor tiempo y aumentar, así, la producción de sal.
Tiene Cáhuil harto marisco, choros sobre todo; pero la prohibición que hay de sacarlos y la desidia de la gente de mar para pescar, hacen que el pescado y el marisco escaseen ahí y en Pichilemu. Por lo demás, es Cáhuil un lugar solitario y escondido, lleno de calma y de sosiego, melancólico si se quiere. Unas cuantas casas de modesta apariencia pueblan una ribera de la laguna; del otro lado nada, sino empalizadas, montones de sal y el cerro que forma vis a vis y se mira con el del frente de la laguna. En ésta algún ligero esquife surca de tarde en tarde sus aguas y turba la soledad y el silencio con el ruido de sus remos.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario