domingo, 3 de junio de 2007

Llanca y los Llancas...etimología

Como nos comprometimos a establecer un intercambio de impresiones sobre distintos tópicos vinculados con nuestra patria chica, hoy disponemos de una especial contribución de nuestro amigo Jorge Aravena Llanca sobre la etimología de su apellido materno, de modo que lo publicamos en extenso.

Etimología de la palabra Llanca

La palabra llanca en Chile siempre se la ha considerado, tajante y sin lugar a dudas, como de origen mapuche. Existe con mucho éxito y es ampliamente conocida en Cahuil como un abundante apellido de numerosas familias oriundas del lugar. Cahuil es conocido bastante más por esos Llancas que se han repartido por todo Pichilemu y desde, no hace muchos años, por todo Chile.
Todos los diccionarios repiten: llanca: (del map.: llanka = piedras verdes) material de cobre de color aulino. 2) Piedras gemas de distintos colores perforadas que servían de colgantes y para pagar deudas. /...es prefijo de muchos topónimos y apellidos compuestos como: Llanca, Lanca, Yanka, Llancabure, Llancaqueo, Yancavore, Llancacura, Llancache, Llancaguerrai, Llancaman, Llancar, Llanquihue etc., etc. Esteban Erize, etimólogo argentino dice: según Malaret la voz es quechua o aymará; Pablo Groeber escribe, llanca: una chaquira grande, verde que servían, entre los indios, para pagar sus delitos. El padre Moesbach y Meyer Rusca la entregan como llangca. Fray Félix José de Augusta la nombra, llanka / una chaquira, etc. El diccionario castellano Kechwa de Perroud y Chouvenc nos da variantes como llanka = como llanja; llanja. 1.- Greda, tierra pegajosa, barro para hacer olla, mezcla; otra variante, que veremos más adelante, Llanke = Sandalia de indígena, llanki: ojota, sejoi, usuta, chaqlla. Llanki = llanke, cambio de cosas pequeñas; mejor es Yanki = cosa menuda que cambian por otra igualmente de poco valor.
Como siempre Rodolfo Lenz es el más abundante: llánca. F.- mineral de cobre verde azulejo, etc., / servían para pagar delitos. Y agrega entre medio: según Nájera, son sartas de piedras brutas, no transparentes que se ponen los indios en los sombreros. /Son piedras verdes i negras, variadas con vetas de uno u otro color que estiman más que los diamantes i esmeraldas de que no hacen caso , etc., etc. Es nombrada esta palabra por Valdivia, Fabrés, Ovalle, Rosales, Bascuñán, y otros mapuchistas.
El sonido de la palabra llanca en Europa tiene dos direcciones de propagación, proviene del hebreo que dentro del latín se difundió ampliamente por las regiones romanizadas, hacia occidente: Italia, Francia, España, Portugal y Cataluña como un sustantivo, en Alemania es un nombre y un difundido patronímico.
Empezando por su definición en latín tenemos que: lancéa,-ae (acaso de origen celta), f., lanza, pica //fig.) lanzada; inquietud, susto grande. En vasco encontramos tan sólo Lantzari = lancero, armado de lanza. Con la Y de sonido similar a ll, Yankitar = yanqui, anglo-americano.
En Polonia, Ucrania, Rumania y otros países cercanos la palabra llanca tiene invariablemente dos sonidos inicales una con J y la otra con Y, ambas letras suenan igual que nuestra doble ll. Así Yanka en los países nombrados es Juanita, Yanko Juancito y Yanki es Juanucho. Estas formas corresponden al semítico, propiamente al hebreo bíblico, lo mismo que las formas difundidas por el cristianismo como: Jahn, forma al lado de Jan, del holandés-alemán Johannes, que tiene además otras formas, Jahn, Jann, Janpeter; Janek, Yanka, Yanko (Polonia); Janik (Dinamarca): Jannis, Jano, Janka-o (Ungaria). Jana forma de Johanna, tiene otras formas: Janna; Janne; Janika (Bulgaria); Janina (Polonia); Janita (Eslovaquia): Janka (Rusia, Bulgaria, Ungaria). En todas estas formas, repetimos, la J, suena Y, y ambas como nuestra doble ll.
En alemán la forma Hans da el conocido Johannes, Jens, Jahn, todas las J sonando como doble ll. En ruso Ivan es la forma de Johannes, nuestro Juan, con otra variante: Iwan e Ivanka con sus respectivos femeninos. Esta forma de Juan, Iván, Yanka, Hans, todas tienen el mismo prefijo, la misma raíz. En Europa nos lleva la búsqueda de la palabra al antiguo testamente, pero antes veremos la forma laica del mismo que encontramos en el LIBRO DE LA TRADICION de Abraham Ibn Daud, de Riopiedras Ediciones, Barcelona, l990. Este curiosísimo libro fue escrito entre los años 1110-1180, tiempo en que vivió el autor. Es la historia, rabinos en nuestro tiempo, de los nobles y sabios judíos de las generaciones precedentes a la suya propia -desde Adán hasta la construcción del primer templo- que tenían la tarea de conservar las tradiciones israelitas: cronología; registro de personas; lengua y la ascendencia social de cada judío dentro del marco religioso. El texto fue escrito en árabe y, posteriormente, fue traducido al hebreo en dos ocasiones la primera en l392. Ibn Daud nos da un sinnúmero de palabras, nombres y patronímicos. Tomamos en cuenta y transcribimos lo que está dentro del tema que ahora nos preocupa: Pirque Abot, cadena de transmisión; Gaon, Gaones, Gaona, sacerdote; Rab es la designación usual del nombre del sabio R. Abba Arika, en el Talmut de Babilonia. En el año judío de 4234, nos refiere Ibn Daud, un rey persa detuvo a tres de los grandes sabios de Israel, a Amemar bar Mar Yanqa y a otros dos más. En este caso la q hebrea, suena como la k alemana y la c castellana.

Sigmund Freud

En la época en que el iniciador del psicoanálisis Sigmund Freud, era un agnóstico desligado del judaísmo, escribió Moisés y la Religión Monoteísta y otros escritos sobre Judaísmo y Antisemitismo de Alianza Editorial, Madrid, l970-86. Encontramos en este libro una curiosa reseña, que transcribimos, sobre lo que para nosotros sería el primer inicio de la palabra:
Jahve era sin duda un dios ctónico, volcánico. Ninguna razón podían tener los habitantes de Egipto para venerarlo. Seguramente no soy el primero en advertir la notable similitud fonética del nombre Jahve con la raíz de otro nombre divino Ju-piter (Jovis). El nombre compuesto Johanan una de cuyas partes es la abreviación del hebreo Jahve, tiene un significado similar a Gotthold, el nombre más popular de la cristiandad europea en las formas de Johann, John, Jean, Jens, Juan. Los italianos, al reproducirlo en las formas de Giovanni y al llamar Giovedi a uno de los días de la semana, vuelven a traer a luz una similitud que quizá no signifique nada, pero que posiblemente explique mucho. En esos oscuros siglos que la investigación histórica sólo comienza a explorar, los pueblos que rodeaban la cuenca oriental del Mediterráneo habrían sido escenario de frecuentes y violentas erupciones volcánicas que debían causar la más profunda impresión a sus habitantes. Ya hemos mencionado que el ritual judío impone ciertas restricciones en el uso del nombre de Dios. En lugar de Jahve debía decirse Adonai. La prohibición de pronunciar el nombre divino es, como sabemos, un antiquísimo tabú. No es preciso suponer que la prohibición fuera cumplida consecuentemente, pues el nombre Jahve quedó librado a la formación de nombres propios teofóricos, es decir, de los compuestos como Jahanan, Jehú, Josué...
Lo que Freud nos insinúa es que Johanan, es uno de los ángulos agudos, afilados del triángulo, los otros son Jehú, Josué -dos triángulos formaron posteriormente la estrella de David- y de donde provienen todas las semánticas de nuestra palabra Juan que hemos encontrado escrita en diversos idiomas con el mismo sonido aunque con distinta grafía en latín.
Júpiter era el dios cretense que manejaba los cataclismos, las grandes tormentas amenazantes de rayos que eran lanzados hacia la tierra. El verbo lanzar se convirtió en sustantivo y en un nombre propio y dió a Juan la significación de lanza rayos Júpiter lanza rayos- en los países de lenguas romanas hacia el occidente, Lancia: Italia; Llanca: Languedoc y Cataluña; Lanza: castellano, y en las de propagación de infuencia de lenguas eslavas e indoeuropeas, por el norte, las de Hans, Janka, Yanka, Ywan, que siguieron conservando el significado de Johanan, una de las puntas agudas del triángulo que es la forma de la punta de la lanza. Ambas definiciones coinciden en que Juan, Hans, Yanka, es a la vez Juan Johanan-Júpiter: el lanzador de rayos; y Lanza, Lancia y Llanca: el objeto, el rayo, que es lanzado como se lanza una lanza. José María Albaigés Olivart nos dice en su libro Diccionario de Nombres de Personas Universitat de Barcelona, 1993, Juan. Nombre derivado del Hebreo Johanan o hannes- Dios es propicio . O, quizá, Yohanan, Dios se ha apiadado .

Lanza en mapuche

Esteban Erize en su diccionario mapuche nos entrega la palabra lanza, como Huaiqui; lanzar, arrojar: Huerquentun. Mulduntun, Üchruvuln. En el Kechwa de Perroud-Chouvenc lanza es chuki; en el de Augusta lanza, f. waiki (armada), lanzada, f. Waiki men, lanzar, a., arrojar, tirar./-ar algo (con la tos) chafonentun; (con el vómito), rapinentun. El padre Ernesto Wilhelm de Moesbach con otras grafías anota, lanza, huaiqui: de huaiqui (waiki): aguijón, punta de lanza (de mineral o metal), la lanza misma (caña de colihue con punta de pedernal o de fierro). Runguillanca (Rungin): de rëngi, el colihue y llanca: piedra joya, joya de colihue/compare (renil, reñel, runil). El mismo autor nos da como apellido a Huaiqué y agrega: el apellido Huaiqui constituye tanto la parte individual como genérica. Al misionero y gramático padre Bernardo Havestandt le dieron por nombre Huaiquilafquén, lo que él mismo explica con las palabras: huaiqui-lancea. Para añadir y terminar: Huaiquilef:- lef: ligero. Lanza ligera. Huaiquimilla:-milla: oro. Oro del aguijón de la lanza y Millahuay: milla: oro;- lanza de oro y muchos más . La palabra lanza no la supimos encontrar en el diccionario mapuche de Rodolfo Lenz, aunque no dudamos que esté, por cierto, pues esta arma fue un elemento fundamental de la vida y la sobre vivencia de los mapuches ante la agresión de los invasores de su vasto territorio.
Hay que penetrar en estas terminologías con sumo cuidado pues no concuerdan las versiones de los mapuches del territorio argentino con la de los chilenos, además las grafías cambian los fonemas cuando son nombres o son apellidos y nombran con la palabra lanza a lo que es el coligue y nos dan la idea de que los mapuches tenían lanzas con punta de oro y piedra joya, joya de coligue. Sabemos que los mapuches no conocían el oro y, si conocían las esmeraldas y los diamantes, no hicieron caso de ellos y que es una versión cargada de fantasía e irónica el que a Pedro de Valdivia lo mataron dándole a comer oro para que satisfaciera su gula por este metal.

Los Corral de Llanca de Cataluña

El cura párroco de Llanca Josep Clavería i Canet, bibliotecario del Castillo de Perelada, en la revista Llanca, Festa Mayor de Sant Vicenc del año l990, escribe una reseña de una noble familia de Llanca. Nos dice que todos los estudiosos de la historia medieval afirman que el feudalismo originó una serie de nobles o caballeros en pequeñas villas y territorios de las que tomaban o le daban su nombre. Así encuentra, en los anales de su biblioteca, por primera vez mención de la familia de un tal Berenguer de Llanca, un escrito del 20 de enero de 1265, que reseña una batalla en el distrito del monasterio de San Peré de Rodes, en el Puerto de la Selva. Nos dice que uno de los nombres de un descendiente era Ramón de Llanca, y se interroga, si el Corral de Llanca, de la crónica de Muntaner, era de la familia de los Llanca. Nos entrega así mismo, una reproducción del contrato matrimonial de Berenguer de Llanca, pariente antecesor de los reyes de Cataluña, los Ramón I, II, de Berenguer, casado con Catalana hija del conde del Castellar, en enero de l308. Insinúa que la procedencia de los Llanca podría ser de los Condes de Lancia de la región italiana del mismo nombre que también estaban emparentados con los Roger de Llúria y que una Catalina de Llanca, fue casada por los años de 1158 con el famoso Federico Barbaroja, el guerrero germano que bajó hacia Italia con su ejército y se hizo coronar rey de Italia en Pavia y se adueñó en esos tiempos de Sardeña, Nápoles y Sicília. Poca duración debió tener, de ser creíble esta crónica y de haberse concretado el matrimonio, la vida de la señora Llanca, pues Federico Barbaroja, está históricamente comprobado, mató a todas las que fueron sus mujeres.
El párroco Josep Clavería i Canet finaliza su historia en l500, detallando que desde esos años se pierde la huella del Conde Corral de Llanca y que no existe el apellido Llanca ni en la región que lleva este nombre ni en la totalidad de España. Que los Berenguer, los Roger, los Llúria, los Corral y los Llanca eran de clara ascendencia judía, lo que me dio a entender que como tantos otros judíos ibéricos se trasladaron como conquistadores hacia el Nuevo Mundo.

Los Llanca en América

En La conquista de México de Fernández de Oviedo y de Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España , encontramos a un Corral, como estandarte de Hernán Cortés, el que siendo noble no participaba en el frente de batalla y que se fue a Nicaragua cuando ésta fue descubierta, convirtiéndose en un buscador, comprador y comerciante especializado en diamantes y esmeraldas, a la vez que se aparejaba sin dificultad con muchas indias con las cuales tuvo una numerosa descendencia. Ahí se pierde la pista de todo Corral, pero la retomamos en Panamá, donde encontramos a un Corral de Gómez.
Sabido es que los conquistadores españoles, cuando cambiaban de región también cambiaban de apellido para no dejar huellas, detrás de si, por temor a la inquisición, y adoptaban otro conveniente a sus nuevas aventuras. Suponemos, tan sólo son conjeturas, que el personaje Corral Gómez de Almagro, con un amplio y conveniente apellido, vino junto con su padre a Chile, como lo registra José Toribio Medina, siendo amigo de Pizarro y de Almagro primero hasta el Perú y luego ambos, padre e hijo, acompañaron a Pedro de Valdivia a la conquista de Chile pues uno de sus apellidos ocultos, el Corral, dio nombre a una ciudad al sur de Chile junto a la fundada por don Pedro, las ciudades de Corral y Valdivia fueron fundadas, no sólo una al lado de la otra, sino casi al mismo tiempo. Encontramos posteriormente, como un privilegiado, al conquistador Juan Gómez de Almagro, amigo íntimo de Pedro de Valdivia siendo el feliz destinatario de una donación de éste, de toda la región, con todos sus indios, que conforma el actual marco geográfico de Pichilemu.
Este Juan Gómez de Almagro, es el que hallándose en Madrid en los días en que Ercilla daba a luz la Primera Parte de su Araucana , el poeta invocó su testimonio para acreditar que los hechos referidos en el poema estaban ajustados a la verdad. Existen otras menciones a su persona en los Documentos Inéditos de José Toribio Medina, con las siguientes reales células. Yo, el Rey.-... por parte de Juan Gómez, vecino de Santiago de esa tierra, que me ha hecho relación que él Alvar Gómez, su padre, fueron los primeros conquistadores de las provincias del Perú.../y se fueron a esa provincia Chile- en compañía del gobernador don Pedro de Valdivia.../y que cuando don García Hurtado de Mendoza fue por gobernador de esa tierra, se juntó con él debajo de nuestro estandarte real, y se halló en todas la batallas y descubrimiento della, siempre sirviendo a su costa y mención, sustentando armas y caballos, en los cual había gastado más de cien mil pesos oro.../que estuvo en el fuerte de Purén.../en el fuerte que dicen de Tucapel.../fue con el mariscal Francisco de Villagra desde la ciudad Imperial hasta la ciudad de la Concepción.../don García le señaló por vecino de la dicha ciudad de la Concepción y le dió un repartimiento de indios en nuestro nombre.../Fecha en Madrid, a 19 de Diciembre de l568.- Yo, el Rey.-Refrendada de Eraso.-Señalada del Consejo .
¿Sería este Juan Gómez de Almagro, el primer dueño de Pichilemu, el que correteaba a los indios mapuches para quitarles sus lanzas? Porque en la punta de las lanzas había una piedra que la divisaban verde-azulada, ¿sería esa piedra -punta de lanza- un diamante, una esmeralda? ¡Imaginemos a un conquistador agarrado de la lanza, de la wuaiki, de un mapuche y tironeando para arrebatársela! Ambos tironeando, el español por la avaricia de poseer una esmeralda, al grito de ¡quítenle las llancas, que tienen una esmeralda en la punta! y al indio, defendiendo también a tirones, como todo orgulloso guerrero, su utensilio de guerra, el más preciado objeto, el cual es lo que más defienden los soldados del mundo entero: indio sin lanza es indio muerto. Sabido es que la punta de las lanza de los mapuches sólo tenía una piedra sílice de color verde-azulada y otras de cuarzo llamada piedra lidia, lidita o piedra de toque, que como se sabe fue muy abundante en la cordillera, hallándose casi siempre dividida en fragmentos sumamente agudos y de cantos cortantes. En ninguna de las partes bajas de la cordillera escasean las demás variedades de cuarzo y llegan en las cajas de los ríos hasta la costa arrastradas por las aguas. Tomamos como una verdad lo que dice nuestro etimólogo Rodolfo Lenz: los indios ni de diamantes ni esmeraldas hacían caso .
Hemos insistido que los indios de todo el continente adoptaron nombres, apellidos y un sinnúmero de palabras de los conquistadores ¿le seguirían llamando llancas a las piedras codiciadas por los españoles? ¿Cuál sería el verdadero nombre de la punta de sus lanzas? ¿O realmente, como dice Lenz, usaban las llancas para llevarlas como adornos en el sombrero? ¿Usaban sombrero los mapuches?
¿Sería este Juan Gómez de Almagro, Corral de Gómez, Corral, Corral de Llanca, el que le dio su primer nombre, aquel de Llanca, que los acreditaba como noble en Cataluña a sus primeros descendientes mestizos? ¿Seguirían los mapuches nombrando llanca a las piedras verdes-azuladas? Si tanto las apreciaban los invasores ¿pasarían a ser tan valiosas, también para ellos, como para comprar esposa y otros objetos y pagar sus faltas con un puñado de ellas? En verdad no necesitamos mucha credulidad para no dudar de estos argumentos que dejan de ser historia para convertirse en el juego de incertidumbres en que se ha convertido la historia de todo nuestro continente.
Desde La Concepción parte el Alférez Caro hacia la región de Colchagua en l690, con todos sus mestizos se interna en parajes pichileminos ¿pertenecerían a los descendientes de Juan Gómez de Almagro o serían todavía del testaferro Conde de Lemus? ¿o estarían a nombre de otro oculto aristócrata escudando en secreto el nombre del verdadero dueño de la zona que pasó a llamarse humildemente Ciruelos?
¿Podría el Conde Corral de Llanca, solo Corral en México, luego Corral de Gómez en Nicaragua y Panamá, cambiado a Juan Gómez de Almagro, ser el mismo personaje que sin olvidar su ascendencia de Conde de Llanca, sabiéndose orgullosamente judío, haberle dado el nombre bíblico de Llanca, Yanqa, Juan, Johanan, uno de los secretos del triángulo que encierra el nombre de Jahve, a sus hijos mestizos?
Igual que lo que escribieron otros historiadores podrían ser nuestros informes puras conjeturas, un entretenido argumento ensamblado de débil maderaje, que no podría resiste ni el más leve empujón. De ello soy conciente. Pero también sé que ningún historiador chileno puede confirmar la mayoría de sus argumentos. Nos encontramos en su misma encrucijada pues en definitiva la historia del descubrimientos y la colonia en Chile es eso, solo suposiciones bien argumentadas, aunque con fechas y datos cronológicos precisos lo único de lo cual se puede tener fe.
¿Bueno y la canción en qué quedó? Ella fue compuesta, para decir la verdad, sin ningún argumento amoroso. No tuve ninguna aventura, ni idilio con rubias de ojos azules en Cataluña. (En Alemania..., bueno, no es este el espacio adecuado para ocuparse de narraciones que no calzan con la historia que nos estamos proponiendo). Bien. La palabra Llanca, repito -en Cataluña la c se escribe con cedilla-, apellido en Pichilemu, me hizo suponer que en España hay seres nobles, catalanes que piensan ardientemente en Latinoamérica y que les duele la sangre vertida en ella por sus antepasados, esos residuosos y desheredados conquistadores llenos de desmedidas ambiciones, de lo cual, si hubo un Carral de Llanca, no debió de estar lejos de estas tristes apreciaciones.
Pero sí pude comprobar que todos los catalanes, -nacionalistas hasta la exageración, grandes defensores de su lengua, hombres de cultura y artistas connotados-, aman a su pueblo, a su mar y sus tradiciones, que cantan y bailan la tradicional sardana y que han emigrado por millares a Latinoamérica en busca de la fortuna que en su patria, en épocas de grandes depresiones, les fue negada a la mayoría y que en Latinoamérica encontraron una nueva patria, un nuevo y fecundo porvenir. Que nos han dado su sangre mezclada con la de nuestros indios y mestizos; que heredamos sus apellidos; parte de sus buenas y malas costumbres y también los misterios de los cuales nos hemos hecho dueños, y que yo intentando descifrarlos, y de ser ameno, he querido compartir con mis parientes Llancas de Cahuil.





La conocí en Llanca cuando llegué del sur.
Era rubia y sus ojos azules
Conservaban un tierno perfume,
Su sonrisa era igual que en su infancia:
Llena de fragancia.

En su alma guardaba recuerdos
De conquistas y el misterio interno
De los hombres de España que piensan
En Latinoamérica.

Amo a Llanca, decía,
Es mi pueblo y aquí tengo mi vida.
Amo a Llanca, decía,
Es mi pueblo y aquí tengo mi vida.

Amaba la inquietud de los hombres del mar.
La hermosura del cielo en el puerto,
Los rostros serenos del pueblo
Y bajo el sol la rebelde esperanza
Del que sabe qué espera.

Me contaba bailando sardanas
Las historias de los catalanes
Que emigraron y nunca volvieron
De Latinoamérica.

Yo tuve que volver a Pichilemu, al mar.
Sé que ahora ella busca en los niños
La ternura que fue mi cariño.
¿Quién la abraza en Llanca le solaza
Lo que ambos vivimos?

¿Quién comprende mi angustia en su ausencia
Y qué ella en silencio me piensa?
En su idioma la busco y la llamo
Por Latinoamérica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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