sábado, 28 de febrero de 2009

Nano Chano

Definitivamente me siento más cómodo escribiendo, tanto más si se trata de hablar de un amigo que cambia definitivamente, como de estado, por que los amigos siempre viven de algún modo instalados en un recoveco de nuestro ser. Como dije; hace un par de meses nos encontramos almorzando en El Quinahuino y rememorábamos un episodio que vivimos juntos con otros camaradas donde aprendimos a conocernos, promovías un encuentro especial en La Polcura, junto al mar,al que luego denominastes "el festival de Las Arenas Gruesas", inolvidable.
Nos juntaríamos en marzo para registrarlo con otros de aquellos participantes, han pasado casi cuatro décadas, de esa pequeña e intensa versión del Woodstock, a la criolla, que lindo sería, despues de tanto tiempo, hasta Carlos Santana nos hubiera avivado recuerdos.
No nos bastó y el compás nos llevó a Chiloé, nos detuvimos en Dalcahue y al día siguiente tomabas la batuta de un millón de amigos que te aguardaban con afecto y respeto, caías del cielo a los chilotes y corrías en Quemchi para completarles la canasta a los locales, galleta o trauco corrías detras de un balón, yo también corría en aquella época, no detrás de la pelota, precisamente, en fin, derrochaste la amistad y alegría de vivir,que eterno, nada más definitivo. Hasta la hermandad con la que me congratulastes y de la cual me enorgullezco, con anterioridad al parentezco que llegó a nuestras familias por otras vías, también por siempre, definitivo, nada más vivo.

No hay comentarios.: