domingo, 25 de febrero de 2007

CHARLES DARWIN

CHARLES DARWIN Y EL DERROTERO DE GAY.

Charles Darwin, joven naturalista inglés se embarcó en el bergantín Beagle bajo el mando del capitán Robert Fitz Roy, la nave zarpó desde el puerto de Davenport en Playmouth en los días finales del año 1831 para llevar a cabo una expedición que duraría aproximadamente cinco años.
Uno de los impactos más notables de aquel viaje, fueron las conclusiones de Darwin sobre el tema de la evolución del hombre, todo un vuelco en el conocimiento, solo desmentido por el fanatismo religioso.
Rigurosamente, Darwin escribe su Diario de un naturalista alrededor del mundo y de la publicación de éste, resulta más que obvio, que realiza el mismo recorrido que Gay unos años antes, y no por casualidad sino por que así se programó para acceder a los mismos fenómenos y lugares de interés y esta certeza me permite presumir, que de no mediar una repentina enfermedad que acusó en las inmediaciones de Mallermo, Charles Darwin habría concluido esa expedición específica, en Cáhuil, del mismo modo que don Claudio Gay.
Según el acompañante de Darwin, John Meehan, quien nos da una visión más sensitiva y humana de su ilustre coterráneo, éste no hizo caso de una advertencia del vaqueano Mariano González para que se abstuviera de probar unas empanadas junto con un generoso vino y chicha ofrecido por un matrimonio de campesinos, quienes prepararon para festejar las fiestas patrias, dicha comida típica, todo hecho en casa.
-Tengo un estómago firme, señor, y estoy acostumbrado a esta comida y bebida –explicó entre dos bocados-. Nunca me hacen daño. Pero usted, señor, debiera tener más cuidado. Usted es europeo.
-¿De qué están hechas estas empanadas?
-Es una masa señor, llena de carne y cebollas, algunas aceitunas y a veces un huevo. Es la comida favorita de nuestro pueblo.
Darwin mordió la empanada con mucho entusiasmo y el guía hizo lo mismo. Terminó su empanada, bebió vino de fabricación casera y aceptó una copa de chicha, bebida hecha de uvas, más parecida a la sidra que al vino, no obstante su consistencia algo espesa.
Al día siguiente, cuando se retorcía de dolor, Darwin recordó las advertencias de su guía. Pero entonces era demasiado tarde. Sintió como si un fierro al rojo estuviera explorando en la maraña de sus intestinos. Se revolvía, quejándose, como si las púas de la saeta se retorcieran y movieran con saña.
Martens, otro de los acompañantes, reflexionaba, no encontraremos un doctor por estos lugares, la única cosa que se puede hacer es tratar de regresar a Valparaíso tan pronto como sea posible, pero si pudiéramos llevarlo a la casa de Corfield sería mejor.
El día 20 Darwin, se encuentra en “La Cueva del Obispo”, -uno de los nombres que se da a la caverna situada en la hacienda San Antonio de La Cueva- y no obstante su enfermedad estudia y recolecta numerosos fósiles de fauna marina extinta, en este miembro de la llamada “Formación de Navidad”. Continua su viaje, presuntamente, Topocalma, según el académico chileno José Frutos, quien sobre la base de datos morfológicos, paleontológicos y litológicos proporcionados por el mismo Darwin, uno de los sitios visitados por éste sería la Rada de Topocalma, al sur de Navidad.
La Formación de Navidad corresponde a la Era Terciaria, y en esta formación son evidentes la estratificación de dos períodos geológicos; Plioceno (13 millones de años) y Mioceno (25 millones de años).
Darwin dice, “la arenisca contiene fragmentos de madera al estado de lignita o parcialmente silicatada, dientes de tiburón y conchas en gran abundancia. Ya en la parte superior o inferior de los barrancos marinos son muy numerosos en ejemplares los géneros pectúnculos y oliva y las siguen las turritelas y fusas. Recogí en un pequeño espacio las siguientes treinta y una especies, todas las cuales son extinguidas y varias cuyos géneros no llegan actualmente tan al sur”. Las mencionadas especies fueron clasificadas en Inglaterra por el especialista, Sowerby.
Detecta también el fenómeno del “solevantamiento de las costas”, producido por grandes e intermitentes movimientos telúricos durante eras geológicas pasadas y al que han contribuido también, recientes terremotos, temblores y maremotos, determinando el actual relieve costero, la formación de acantilados, lagos y lagunas.
Incesante Charles Darwin, no pudo resistir este otro bocado, materia de su estudio. Mil fuegos lo doblegan, su estado de salud es insostenible, desde Navidad marchan en demanda de Valparaíso para su urgente atención, llegando a esa el día 27 sobre en un carruaje dispuesto por un hacendado para el enfermo ya exhausto.
Dice Meehan, poco feliz la manera de terminar tan interesante e instructiva excursión, y yo agrego con insistencia, si no mediara aquella caldúa y el vinito “patero”, hubiera seguido Darwin con el “curso lógico”, su excursión, tomando en la Boca del Rapel, dirección al sur, tal como hizo Claudio Gay unos años antes, y llegar hasta la Boca del Nilahue, en Cáhuil y yo estaría gritando hoy esta ilustre visita como si fuera un gol. Talvés.

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